Hoy trabajando en tercer grado me llamó la atención esto de los hábitos que a veces creamos sin la conciencia de sistematizarlos.
Como conté en otra entrada, Rosita , la mamá de Franco que es uno de mis alumnos decidió leerles un libro completo en lugar de un solo texto. Eligió para esto "El niño envuelto" de Elsa Bornemann y para compartirlo asiste al colegio todos los viernes a las 12 hs .
Cuenta con treinta minutos para hacerlos viajar con la imaginación. Ellos recuerdan perfectamente la página en la que detienen el relato porque la próxima semana deben continuar con el mismo.
Esto viene ocurriendo desde el mes de junio.
Pero hoy pasó algo ... Rosita no llegó a la hora convenida. Los observé preocupados porque antes ya me habían preguntado si ella venía. Pero yo no le había recordado la cita.
Me miraron con caritas donde se mezclaba la incertidumbre con la inocencia... ¿¿¿Y ahora qué hacemos???
Les propuse llevar libros de la biblioteca, aceptaron. Pero de todos modos, algo les faltaba. Entonces una de mis colegas me pidió unos minutos para enseñarles una canción por las fiestas patronales de nuestra ciudad. Y se quedó en el aula mientras yo iba a dirección.
En ese momento... veo entrar a Rosita muy apresurada y escucho el recibimiento de los chicos. Me cuenta mi colega que mis alumnitos vieron cuando entraba entonces comenzaron a pasar la voz de que ya había llegado...
Conclusión... dejaron de cantar para darle lugar a la historia que viene atrapándolos desde hace tiempo. No podía ser de otra manera.
Cuando regresé al aula, todos estaban felices. Y al terminar se despidieron de nuestra Mamá narradora, sin dejar de preguntar: ¿En qué página nos quedamos?
Y si.. porque ese es el hábito y porque así también se lo construye, desde el disfrute y las ganas de compartir.
¡¡¡Muchas gracias Rosita !!! Por regalarnos parte de tu tiempo, todos los viernes y todos los días que lo necesitamos.
¡¡¡Muchas gracias mis niños!!! Porque todos los días me ayudan a aprender algo más...
Como conté en otra entrada, Rosita , la mamá de Franco que es uno de mis alumnos decidió leerles un libro completo en lugar de un solo texto. Eligió para esto "El niño envuelto" de Elsa Bornemann y para compartirlo asiste al colegio todos los viernes a las 12 hs .
Cuenta con treinta minutos para hacerlos viajar con la imaginación. Ellos recuerdan perfectamente la página en la que detienen el relato porque la próxima semana deben continuar con el mismo.
Esto viene ocurriendo desde el mes de junio.
Pero hoy pasó algo ... Rosita no llegó a la hora convenida. Los observé preocupados porque antes ya me habían preguntado si ella venía. Pero yo no le había recordado la cita.
Me miraron con caritas donde se mezclaba la incertidumbre con la inocencia... ¿¿¿Y ahora qué hacemos???
Les propuse llevar libros de la biblioteca, aceptaron. Pero de todos modos, algo les faltaba. Entonces una de mis colegas me pidió unos minutos para enseñarles una canción por las fiestas patronales de nuestra ciudad. Y se quedó en el aula mientras yo iba a dirección.
En ese momento... veo entrar a Rosita muy apresurada y escucho el recibimiento de los chicos. Me cuenta mi colega que mis alumnitos vieron cuando entraba entonces comenzaron a pasar la voz de que ya había llegado...
Conclusión... dejaron de cantar para darle lugar a la historia que viene atrapándolos desde hace tiempo. No podía ser de otra manera.
Cuando regresé al aula, todos estaban felices. Y al terminar se despidieron de nuestra Mamá narradora, sin dejar de preguntar: ¿En qué página nos quedamos?
Y si.. porque ese es el hábito y porque así también se lo construye, desde el disfrute y las ganas de compartir.
¡¡¡Muchas gracias Rosita !!! Por regalarnos parte de tu tiempo, todos los viernes y todos los días que lo necesitamos.
¡¡¡Muchas gracias mis niños!!! Porque todos los días me ayudan a aprender algo más...
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