Siguiendo con el relato de experiencias en los Talleres descubrí , a pesar de un cierto temor mío, que los chicos más grandes (12 años) todavía tienen ganas de jugar.
A ellos también les gustó la propuesta y participaron mucho: con libros, con opiniones, con gestos... todo vale a la hora de demostrar el interés.
Particularmente me enfrentaba a un nuevo grupo , movilizados ya a esa edad por muchas cuestiones diferentes. Se encuentran en el límite entre la niñez y la adolescencia lo que de por sí implica motivarlos de una manera distinta.
Para mi sorpresa respondieron muy pronto y se ajustaron a todas las consignas.
Fue muy enriquecedor para mí y también para mi compañera Gladys, que lentamente se convirtió en una más del grupo para disfrutar a la par de sus alumnos.
Creo que allí está la clave: en darle libertad a nuestras expresiones, en hacerles sentir a nuestros alumnos que disfrutamos lo que hacemos, que a veces nos cuesta pero que de todas maneras aprendemos también y nos animamos !!!!
Lamentablemente, y de eso soy muy consciente, el tiempo de la escuela no es igual al tiempo real, hay ciertas rutinas que deben cumplirse, hay resistencias a los cambios , hay apego a las costumbres arraigadas. Pero... por qué no probar? Por qué no tratar de hacer un contacto más dinámico con la Literatura?
Con esto no estoy diciendo que la clase de Lengua deba reducirse a "La lectura de almohadón" como la denomina Graciela Montes, sino que quizás ésta pueda ser un buen punto de partida para que los chicos tomen contacto con los textos analógicos o digitales, que puedan elegir, que puedan crear, que sean independientes.
Les aseguro que vale la pena , que deja otras huellas y que poco a poco se va convirtiendo en un agradable hábito del que difícilmente alguien pueda o quiera desprenderse.
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